Hago uso de caracteres y píxeles para expresar mi profundo odio y desprecio al principal artefacto culpable de la pérdida de la libertad. El despertador. La vida moderna lo erigió como símbolo de la obligación ajena inmiscuida en los quehaceres personales, mal llamado "responsabilidad". Al menos en un 95 % de las ocasiones. El 5 % restante suelen ser ocasiones de verdadera y honesta elección de usarlo para determinado fin. Por lo demás... un inquisidor de la libertad de ser a la hora que uno quiere.
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